jueves, 17 de mayo de 2018

Polifonía de lo inmanente-Gregorio Muelas y José Antonio Olmedo



*Esta crítica apareció en el blog de pensamiento poético Verde Luna:
https://verdeluna2012.wordpress.com/2018/05/14/polifonia-de-lo-inmanente-guia-del-autoestopista-poetico/

Polifonía de lo inmanente: Guía del autoestopista poético

Título: Polifonía de lo inmanente. Apuntes sobre poesía española contemporánea (2010-2017)
Autores: Gregorio Muelas y José Antonio Olmedo López-Amor (Prólogo de José Luis Morante)
Editorial: Lastura

Calificación: *** (Libro de referencia)
La editorial Lastura, en la senda de sus magníficas publicaciones, ha editado lo que, sin duda alguna, se trata de un libro de referencia ineludible a la hora de intentar comprender el agitado panorama poético actual en España. El libro Polifonía de lo inmanente, subtitulado Apuntes sobre poesía española contemporánea (2010-2017), es una guía necesaria para todos aquellos que necesitamos una brújula para poder orientarnos entre una poesía actual que se ha convertido en un complejísimo elemento de análisis.
El libro está firmado por dos críticos poéticos de evidente prestigio, además del aval que poseen al ser importantes poetas con reconocimientos y publicaciones de gran calidad. Los que aquí ejercen la crítica son Gregorio Muelas y Jose Antonio Olmedo, apoyados en la introducción —que no tiene ni una palabra de desperdicio— por otro peso pesado de la poesía y de la crítica: Jose Luis Morante. Lastura ha cuajado aquí uno de los libros sobre teoría y crítica poética más importantes del momento.
Gregorio Muelas queda bien presentado con tan sólo leer la entrevista que no hace mucho le realizamos aquí en Verde Luna, y que encontrarás en este enlace:
Algo parecido ocurre con Jose Antonio Olmedo, conocido por su heterónimo de Heberto de Sysmo a la hora de hacer poemas, y cuyo poemario La flor de la vida. Elogio de la Geometría Sagrada (en Lastura) también hemos analizado en Verde Luna:
Polifonía de lo inmanente, por tanto, viene firmado a dos manos —más el prólogo de Morante—, en una construcción muy parecida al libro de haikus que ambos poetas ya publicaron en conjunto, La soledad encendida (Ultramarina Cartonera) y del cual también hemos hablado:
Además, MuelasOlmedo y el propio Morante, han ido sacando adelante los números de Crátera. Revista de crítica y poesía contemporánea, de cuyas presentaciones y contenidos de las dos primeras entregas os hemos informado cumplidamente:
Así las cosas, el libro de Polifonía de lo inmanente recoge una selección de las críticas poéticas que en medios especializados han venido realizando ambos autores, que abarcan desde el año 2010 y alcanzan hasta finales del 2017, puesto que el libro fue editado en el mes de diciembre del pasado año.
Un total de 40 críticas en donde son todos los que están, aunque por supuesto no estén todos lo que son. Me explico: quienes aparecen en estas páginas son aquellos poetas que de verdad se merecen aparecer porque han descollado aportando novedad, destacando entre el panorama caótico y demasiado agradecido (por no decir que servil) que alimenta a gran parte del mundillo poético de hoy en día.
Por eso, todos los poemarios y autores que aparecen lo hacen en función a unos méritos bien demostrados, y puedo asegurar que no parece que nadie se haya colado de rondón, en un ejercicio de neutralidad que mucho dice de Muelas y Olmedo a la hora de saber colocar cada cosa en su valor, escapando de amiguismos y favores personales que tan a menudo prostituyen este tipo de reseñas y críticas, convertidas en un juego de favores devueltos y en un intento de quedar bien.
Nada de ello aparece en este libro, que además de las críticas, presenta sendos ensayos o trabajos de Muelas Olmedo como una forma de abrir boca al compendio que van a presentar. Así que dos ensayos, 40 críticas de otros 40 autores, y un prólogo de Morante para un libro indispensable, un texto con el que podemos viajar quienes, como autoestopistas de lo poético, y ante el aluvión de presunta poesía que nos acecha desde las Redes Sociales y desde los mentideros del capitalismo literario, no somos capaces de discernir a que poemario subirnos, con tanto riesgo como hoy en día existe de descalabrarnos.
1.Los placeres de la buena crítica
Así que empezaré el análisis de esta guía de viaje por la poesía española actual dedicándole mi atención al prólogo del crítico y también poeta José Luis Morante, titulado “La crítica como placer lector”, y que opera como un lujoso receptáculo sobre el que después extenderemos las gollerías en forma de reseñas críticas que nos ofrecerán Muelas y Olmedo.
Como el libro es un compendio de críticas, lo que Jose Luis Morante hace es reflexionar a cerca del oficio del crítico, de su vocación, de sus características, de sus filias, de cómo es la materia a la que se enfrenta y la forma en que debe tratarla. Y como una primera premisa por la que debe empezar a vestirse:
el crítico debe tener una explícita vocación de lector. Solo quien está formado tiene conocimiento y ese es el punto de partida”.
De esa forma,
el crítico es un lector intuitivo que poco a poco completa una personalidad intelectual”.
Después, es decisiva la independencia, esa actitud de la que hacen gala Muelas Olmedo, a la que ya me he referido anteriormente, y que Morante acota en una cita de Borges:
Alabar y censurar son operaciones sentimentales que nada tienen que ver con la crítica”.
Lamentablemente, en muchas revistas de crítica se está más por el halago y por los odios, por el amiguismo y por las cruzadas personales; tal y como afirma Morante en su prólogo:
En su tarea de hacer lectores la crítica traza juicios sobre la realidad literaria o confunde al lector cuando se pliega a intereses editoriales concretos; el crítico entonces se convierte en un hacendoso comercial que puerta a puerta enaltece las invisibles cualidades de un producto”.
Aún así, quedan reductos de integridad que encumbran la crítica a la categoría que merece, libros como esta Polifonía de lo inmanente así vienen a demostrarlo, y yo la entiendo como un género literario en sí misma porque, como afirma Morante:
la crítica no es un subproducto, prolonga el pensamiento teórico dedicado a la propia poesía”.
Es decir:
poesía y crítica se ensamblan sin disidencias”.
Siempre que estén bien elaboradas ambas, me atrevo a añadir.
Por último, Morante se fija en el contenido específico de Polifonía de lo inmanente, un
detallado análisis de influencias y afinidades de autores que aportan títulos de interés en el árbol sólido de la regeneración literaria del siglo XXI
y en donde
el enfoque (…) no se limita a una simple relación de características y poetas”,
porque son
“una convergencia de estéticas plurales que permite intuir la sensibilidad del tiempo digital; confirma que sus aportaciones son pilares firmas, cimientos estables de la poesía de hoy”.
Eso significa que nos encontramos ante un libro-mapa, o un libro-brújula, que nos ayuda a entender lo que se debe leer (y tal vez por descarte lo que resulte indeseable) en el confuso mundo de la poesía 2.0 de estos tiempos de posverdad, mentiras cibernéticas e idolillos de InstagramTwitter y Facebook que firman contratos con grandes editoriales en función del enorme número de seguidores y de la cortedad de su talento literario. Menos mal que libros como esta Polifonía han venido a enseñarnos, con una diana roja pintada en el centro, los poetas que en estos momentos sí merece la pena que sean leídos.
2. Crítica y buenos críticos: la crítica constructiva como aprendizaje solidario
El grueso del trabajo se inicia con el ensayo de José Antonio Olmedo titulado “Fragmentación del yo, perfilamiento y materialismo, como delaciones tiempo-espaciales de la identidad”. Aunque el título pueda parecer algo complejo, el ensayo buscará ahondar en las claves sobre la crítica anteriormente expuestas en el prólogo de Morante, reflexionando sobre la situación y función de la crítica actual, inmersa en el momento poético, quizás, más complejo de las últimas décadas dado que, tal y como se afirma,
hasta siete generaciones de poetas conviven en una extraña armonía”.
Después, atenderá a la evolución histórica de las corrientes poéticas desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, sin descuidar, además, a nombres y tendencias, dando a entender, así, los motivos de la inclusión de varios poemarios en las críticas posteriores que aparecen en el libro.
Sin embargo, tal vez atravesado por el espíritu crítico de Polifonía de lo inmanente, prefiero centrarme más en la primera sección del ensayo de Olmedo que en ese recorrido, interesantísimo por supuesto, por las variantes que ha experimentado el “yo poético” hasta alcanzar nuestro presente.
Lo primero que manifiesta Olmedo es la imperiosa necesidad de la existencia de un aparato crítico que se ocupe de la poesía. Ya he advertido que la considero como un género propio, y el autor también parece coincidir con este punto de vista al copiar una sentencia de Jaime Siles:
La poesía es un estado de gracia, como la crítica lo es —o debería serlo— de conciencia”.
Aunque parezca obvio, ser crítico exige de una actitud crítica, y desde esa falta de voluntad se puede construir el axioma de lo que es la mala crítica, tal y como la señala Olmedo al inicio de su ensayo. Una mala crítica, o lo que puedo calificar como una crítica innecesaria e inútil que nada aporta porque no es una crítica, se caracteriza por un
“afán laxo o condescendiente”,
que es producto de
la concesión o devolución de favores, el temor a fabricarse enemigos de la nada o simplemente, el nepotismo”.
Estas son razones más que sobradas para que muchos ya piensen en “la muerte de la crítica”. Esto podría ser un hecho si atendemos a las características enumeradas por Olmedo que suelen predominar en la tarea crítica desde hace mucho tiempo, incluso desde antes de la crítica en Redes, que ahora le permite opinar hasta al mayor descerebrado:
predominio de recensiones elogiosas, burdas o simplemente, opiniones superficiales, que poco, o nada bien, hacían a la literatura”.
Sin embargo, una buena crítica debe pasar por ser objetiva, y no por sacudir a diestro y siniestro por mucho que aquello que merezca ser tratado así lo pida a voces. En ese asunto he podido hablar con el propio Olmedo acerca de nuestra idea de buena crítica, y hemos llegado, ambos, a la conclusión de que será complicado que nos vean escribir mal de alguien.
En primer lugar, porque no merece ni la pena ni el tiempo, ni dedicarle un valioso espacio que al final está publicitando lo criticado, y que priva a otro autor de un sitio que se merece mucho más. En segundo lugar, y esta es la clave, porque ambos, Olmedo y yo, y Gregorio Muelas también, entendemos esto de la crítica como una tarea constructiva en donde es innecesario hundir a nadie. Simplemente, atendiendo a lo que no criticamos, ya estamos demostrando bien a las claras lo que creemos que vale y lo que no vale. Tan solo hay que fijarse de qué autores o poemarios no hablamos nunca, y de quienes sí lo hacemos. Esa sería nuestra feroz crítica negativa, al menos en mi caso.
Por eso, y porque muchos autores pésimos del boom digital se favorecen, además, de haber fichado por grandes grupos editoriales que poseen apoyos en la prensa y en los diferentes medios de comunicación, el crítico, con su actitud, debe tratar de solucionar esa injusticia que se comete con los poetas de largo recorrido, autores que llevan años bregando a pecho descubierto y que no gozan de las simpatías del mercantilismo literario:
Para el crítico honesto, equilibrar injustas desproporciones del sistema es tarea diaria”,
por lo que no tiene sentido volver a hablar, aunque sea mal, de quienes copan esos medios. Es tarea de honestidad refrenar nuestra bilis y ocuparnos de quienes sí merecen la pena y son casi invisibles, porque el lector nos lo agradecerá y como críticos estamos aquí para agradar al lector con nuestras recomendaciones. No para irritarlo con insultos y descalificaciones.
La crítica, enfocada desde esta perspectiva, se convierte en algo muy beneficioso para los autores y los lectores, integrándose en un circuito del que todos salen reforzados:
El crítico es una parte importante del círculo literario que comienza en el autor-creador. Continúa en el editor-divulgador y culmina en el lector, quien no es más que otro crítico, pero esta vez susceptible de ser influido —con o sin intermediarios— por la obra, y a través de su proceso de recepción e interpretación, quien la termina”.
Por tanto,
el buen lector, el lector activo, debe saber relacionar” porque “las analogías solo esperan a quien las busca”.
Se debe
entender el pensamiento crítico como algo divulgativo, inclusivo y didáctico”.
Algo que
nos hace partícipes de algunos de los valores incuestionables de la crítica (…) acercar los libros a los lectores, orientar en su búsqueda, ofrecer una opinión fundamentada”.
Todo esto lleva a
concebir la crítica como un pensamiento en voz alta, como un aprendizaje solidario”,
dado que debemos ser conscientes
de que no es lo mismo leer para entretenerse que leer para reseñar”.
No cabe ninguna duda de que el crítico debe
 “aspirar a educar la mirada del lector”.
Por todo ello, y en relación con lo que anteriormente comentaba de la crítica destructiva, Olmedo concluye que se debe
aspirar a una crítica constructiva, exigirse honestidad y compromiso; no escribir crítica literaria para destruir, sino para construir”.
Y añade un aforismo de cosecha propia bien oportuno:
Leer es reflexionar por cuenta ajena. De una buena crítica se aprende del criticado; de una mala crítica se aprende mucho más de quién critica”.
Olmedo predica con el ejemplo en Polifonía de lo inmanente, y aplica a rajatabla esta máxima: solo aprendemos, en este libro, de los criticados, Nada atisbamos de quienes los critican, salvo su gusto y pasión por la poesía.
 3. Buscar los objetivos e intereses de la poesía española actual según innegables criterios de calidad estética a la hora de elegir a los reseñados
El ensayo que aporta Gregorio Muelas, titulado “Polifonía y diversidad. Una panorámica sobre la poesía actual”, parece recoger el relevo justo desde donde la ha depositado Olmedoen la parte final de su exposición, para analizar lo que denomina como:
el mapa lírico actual de nuestro país”,
Un mapa que es:
“complejo, misceláneo y ecléctico”,
tanto
que resulta una tarea ardua trazar unas líneas definitorias sobre un fenómeno que en la última década ha multiplicado tanto sus medios de producción como sus productores y donde conviven y se superponen diferentes generaciones”.
Sin embargo, Muelas Olmedo están dispuestos a tratar de organizar el asunto:
Con los autores de las reseñas que siguen pretendemos, más bien, señalar cuales son las grandes líneas que definen la poesía que se escribe en nuestro país, abarcando un periodo concreto de ocho años, de 2010 a 2017, pues solo concentrando nuestro esfuerzo en la producción de la última década podremos tratar de vislumbrar cuáles son los ecos y las permanencias, los objetivos y los intereses de la poesía española actual”.
Que nadie se llame a engaño, es un intento de ofrecer un panorama, lo que yo he denominado un mapa o una brújula, una guía, pero en ningún caso se trata de ofrecer
una finalidad antológica y, por supuesto, está muy lejos de pretender establecer un paradigma canónico”.
En esta Polifonía nos vamos a encontrar
una serie de obras de evidente interés que dicen algo novedoso dentro de una determinada tendencia, ya sea por su lenguaje, ya sea por su mensaje, ya sea por su estructura, ya sea por su finalidad”.
La finalidad de la recopilación crítica es evidente:
tratar de discernir las motivaciones y los objetivos de unos autores que, partiendo de un determinado contexto, han sido capaces de proponer un punto de vista diferente”.
Se trata, por tanto,
de abrir una vía alternativa a los intereses comerciales, tan en boga, y a las concepciones elitistas, de rancio abolengo, proponiendo una lectura plural y diversa”,
y es aquí en donde radica la principal virtud y fortaleza de esta Polifonía de lo inmanente.
Cuando Muelas entra a analizar el panorama actual emanado de las Redes Sociales, no se anda con miramientos:
la más reciente hornada de poetas, muchos de los cuales han hallado en las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram) su principal vehículo de expresión y de captación de seguidores, es un fenómeno de ventas dirigido a un público ingenuo que ha generado no poca polémica en la comunidad académica por su supuesta simplicidad y el abuso de ciertos clichés propios de la posmodernidad”.
Sin duda, se trata de un
fenómeno comercial, más propio de la mercadotecnia que del discurso intelectual”.
Por eso, el criterio a la hora de incluir a los reseñados en Polifonías ha atendido al
principio de excelencia literaria, es decir, de innegable calidad estética
Porque no hay, quizás, otra forma de poder cribar una situación en la que
cada vez sea más difícil discernir la música del ruido”.
Se trata de un panorama harto complejo en donde
los consumidores mayoritarios son los propios cultivadores del género, dado que este exige un lector culto, es decir, versado en la materia”.
Esto puede conducir a la percepción de que
hay más poetas que lectores de poesía
como una consecuencia del estado de
crisis de conciencia (…) que tiene su reflejo en el mundo editorial”.
Muelas repasa, desde este punto, la evolución de las corrientes poéticas de finales y cambio de siglo y se aproxima a los géneros más exitosos como el haikú que él mismo cultiva con maestría, para dar paso, tras estas últimas reflexiones, a las críticas de los 40 poemarios seleccionados.
 4. Los poetas y sus poemarios
Las reseñas se inician con el aproximamiento a Piedras al agua, de Antonio Cabrera, un poemario de 2010 publicado por Tusquets. Desde aquí, desfilaran nombres como los de Julia Uceda ValienteDolors Arbeloa con su poemario Máquina (2012), Bibiana Collado Cabrera, o el interesantísimo Masa crítica del poeta Francisco Alba (2013), propietario de una lírica que Olmedo denomina como “lírica transgénica”.
A todos ellos les siguen, entre otros, Julia Conejo Alonso, y después llega un volumen de los cruciales, Fuera de campo, la poesía reunida de Pablo García Casado (2013), una “poesía del realismo sucio” para Olmedo. También aparecen reseñas de trabajos de Jorge Ortiz RoblaJaime Siles y su Cántico de disolución (2015), el extensísimo análisis del poemario de Blas Muñoz Pizarro titulado De la luz al olvido (2015) en un texto inédito de Gregorio Muelas, y más nombres: Maria Teresa Espasa, un clásico como Antonio Marín Albalate, el poemario La zanja (2015) de Nuria Ruiz de ViñaspreMuseo de cera (2016) de José María Álvarez, y Licencia para bailar (2016) de Kety Parra Carrillo, además de Gema PalaciosYaiza Martínez, Ricardo Bellveser…, y algunos otros poemarios determinantes como Contra las cosas redondas (2016) de Jesús Jiménez Domínguez, y Tópo (2016) de David Trashumante.
Se completa así esta Polifonía de invitados a la nutricia mesa de la poesía, determinada por estrictos criterios de calidad e innovación, elegidos por dos críticos que son poetas, o por dos poetas que, incluso, son capaces de ejercer una crítica constructiva que funciona como el mapa de una ruta que marca el lugar del tesoro, ese botín lírico (tal y cómo lo definiría Günter Grass) que significan todos esos libros que no debemos pasar por alto entre la saturación comercial y que, sin duda, serán capaces de hacernos un poco más felices.
Por eso, esta Polifonía cultivada por Gregorio Muelas y José Antonio Olmedo es un concierto poético a dos manos cuyo único objeto —un esfuerzo de crítica descomunal— es el de conducirnos por algunas carreteras secundarias muy bien pavimentadas, hasta la felicidad. Y lo que se ubica fuera de este mapa, en las mesas de novedades con los sitios milimétricamente pagados por las editoriales, en los muros de Internet, y en las publicaciones de Instagram, de verdad, no nos interesa. Ni lo más mínimo. Porque suelen llevarnos por carreteras muertas que desembocan en el despeñadero de la obviedad, los epígonos, los diletantes, las figuras de repetición y los lugares comunes.

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