jueves, 9 de enero de 2014

Chump Change-Dan Fante



POR LA SENDA DEL PERDEDOR

Pues sí, Dan Fante: se trata del hijo del brillante novelista John Fante, un escritor ya reivindicado por Bukowski y que durante los últimos años ha sido discretamente recuperado por el mundillo editorial en España, en especial desde que obtuvo un relativo éxito la adaptación cinematográfica de una de sus novelas, Pregúntale al polvo, de la mano del tirón taquillero de la mexicana Salma Hayek.

Decir Dan Fante significa decir muchas cosas: una pléyade de influencias que se apelotonan en su novela, que borbotean en su escritura. Y decir Fante significa hablar de su padre. No me queda duda de que si la película de Pregúntale al polvo no hubiera repuntado modestamente la figura de John Fante, una meritoria -pero humilde editorial- jamás se habría interesado, ni puesto sus ojos sobre la obra del hijo. Y vaya por delante que soy un absoluto rendido a la obra de John Fante, cuyas reseñas pendientes son una de las grandes deudas que mantengo con este blog.

Siguiendo esa inercia, Chump Change es la primera novela que se publica de Dan Fante en español, después ha llegado la publicación de una segunda, Mooch, y confirmando lo anteriormente expuesto, una biografía del padre firmada por el hijo. Con semejante background, ¿qué podemos encontrar en Dan Fante?

En Dan Fante tenemos a un buen novelista, desde luego, pero también hallamos claras influencias que el autor en absoluto trata de ocultar, al revés, se enorgullece de ellas, de los pilares fundamentales sobre los que se cimenta aquello que viene denominándose realismo sucio norteamericano: un persistente homenaje reivindicativo a su padre John, el rastro profundo y repetitivo –a veces, incluso, rozando con la mímesis camaleónica- de los textos narrativos de Bukowski, la presencia poética de e.e.cummings, retales de Carver y un estilo compuesto de otros muchos estilos, de todos estos autores que Dan Fante amalgama, que podría definirlo como un estilo de patchwork de realismo sucio. Por separado, no me cabe duda de que será mejor leer a estos escritores que a Dan Fante, pero todo junto, y agitado, acaba resultando atractivo y atrayente, con páginas llenas de brutalidad, fuerza y desesperación, tramas con garra, discursos sanguíneos y cierto espíritu disolvente y muy divertido.

En Fante nos encontramos con una suerte de Frankestein literario confeccionado con la cabeza de Arturo Bandini, el corazón de Hank Chinaski, el hígado de Charles Bukowski, la furia contenida del propio John Fante, el lirismo complejo de e.e. cummings y el realismo descarnado y frío de Carver. La monstruosidad, la aberración, que podría resultar un monigote de guiñol, funciona bien, y proporciona en Chump Change una novela dura y directa sacudida y atravesada por el continuo recuerdo y homenaje al padre (la trama se ubica durante la agonía y muerte de John Fante). Una vez sacudido este lastre, Dan Fante avanza, y mucho, en su escritura, como se demostrará en la meritoria y superior Mooch, que pronto espero reseñar en esta bitácora.

Son aventuras de seres desesperados, de borrachos, de Bukowskis de segunda, de Chinaskis de carnaval, atravesadas de sexo, violencia, alcohol y palabras gruesas, en efecto, pero sobre ellas se extiende una pátina de dolor que te agarra las entrañas, y te zarandea el estómago y te hace sentir náuseas, que eleva la prosa descarnada de Dan Fante por encima de los peajes de sus influencias y del lastre del apellido, para encontrar su propia autonomía y brillo, al final, en todo ello.

Dipsomaníaco y borrachuzo, adictivo y letárgico, entre el delirum tremens y la literatura escrita con las tripas, un texto sucio y manchado por ciertas notas crepusculares.

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