sábado, 10 de agosto de 2013

Días de juerga-Ismaíl Kadaré



DADAÍSMO PUNK

Días de juerga es una novela corta, una nouvelle escrita en 1963, y que en España aparece en el volumen Cuestión de locura, junto a otras tres novelas breves de Kadaré. El texto de Días de juerga pertenecía a un primer borrador de la obra La ciudad sin anuncios –aún sin publicarse en español-, pirueta arriesgada de su autor, hasta el punto de que algunos amigos le recomendaron prudencia a la hora de publicarlo. Al final, Kadaré desgajó un texto breve, titulado Días de café en su idioma original, que hacía gala de un humor dadaísta y arriesgado, disolvente con el realismo socialista y que, en tono de chanza y choteo, critica la concepción estética del régimen. Tamaño ataque no podía pasar desapercibido para la censura, y el texto sería prohibido por decadente y extraño a la realidad socialista.

Lo que hace de Días de juerga un texto demoledor, es su capacidad para poner en entredicho los valores que sustentan el régimen gracias a un humor surrealista. Amparado en él, Kadaré dinamita las bases del Estado arremetiendo contra las instituciones y la autoridad. Los protagonistas, dos jóvenes descerebrados que se embarcan en la búsqueda de un manuscrito de un legendario autor albanés, búsqueda motivada por la abulia y por el aburrimiento y sin creer en ello, dejando pasar las tardes entre cigarrillos y cafés y copas de coñac, son una carga de profundidad contra la Albania del momento, que aparece retratada como un país donde la abulia, la desidia y la alienación conforman el día a día de sus habitantes.

En esta temprana narración ya aparecen algunas de las características de lo que definirá la obra de Kadaré en algunos de sus aspectos: el tiempo climatológico como determinante del tedio y del hastío, como reflejo deslucido del paraíso socialista, así como ciertas reflexiones literarias o metaliterarias, y un trazo seco y directo a la hora de caracterizar a los personajes, con unos golpes de humor desazonadores e inquietantes. La conciencia de los personajes que piensan que se asemejan a protagonistas de novelas modernas, de esos que siempre fuman en brazos del hastío, los acerca a una realidad ajena al régimen y a los preceptos del socialismo realista en las cuestiones literarias. El texto de Kadaré se vuelve, así, una reflexión ácida, destructiva, de un dadaísmo punk peligroso.

No se puede negar que la obra novelesca de Kadaré está teñida de ciertos pasajes y momentos oscuros y truculentos, duros, terrosos y agrietados, muchas veces empapada de sangre. Por ello, todavía sorprenden más estos Días de café, anclados en un sólido humor descarnado que se asemeja al rictus de una calavera. Kadaré ataca a las instituciones, a los comportamientos, a la tradición, a la historia, a todo aquello en lo que se sustenta el régimen, simplemente con el retrato del comportamiento de sus protagonistas, los jóvenes que se aburren y fuman, y se aburren y beben, y se aburren y se tumban en la cama a dejar pasar el tiempo, y se aburren y se creen como personajes modernos de esas novelas ajenas al realismo socialista que pintará héroes estajanovistas y protagonistas entregados al Partido.

Un texto breve, pero de enorme carga y crítica, que se cimenta en un humor extraño que consigue, primero sorprendernos, después, hacernos soltar la carcajada, lo que, tratándose de Kadaré, no deja de ser algo notable.

Una novela breve que sorprende en el marco de la producción literaria de su autor por lo que contiene de esperpento, por lo disolvente y por la sonrisa que se dibuja en la cara al leerla, plagada de un humor colorista para dibujar el reflejo de una sociedad en blanco y negro pintada por Kadaré de una manera desoladora.

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