DESDE LA LOCURA A LA REDENCIÓN (O NO)
Posee
el texto de Palacio un sentido del humor irónico, cínico, ácido y destructivo
que ensambla la novela que, en principio, aparece como una construcción
poliédrica repleta de aristas punzantes: son estos ángulos descarnados, en
donde la sonrisa se hiela, los que se alternan con piezas suaves y curvadas que
encajan unas con otras para que al final, el lector, un personaje más, logre confeccionar
el tapiz narrativo.
Nada
es en este texto lo que parece, nada se puede leer como está escrito. Valga el
ejemplo del capítulo titulado “Odio” que, precisamente, atravesado de un
extraño humor negro, habla del amor más extremo. Será dentro de ese código
irónico (ironía paródica y sumada a fragmentación: curiosamente, una de las
señas de identidad de la novela más actual de la post-posmodernidad) por donde
deambule el personaje protagonista, a quien todo le sucede en clave de
tragicomedia, que todo lo interpreta desde una visión extraordinariamente
afilada, con unos alfilerazos de humor crítico, asfixiante: la visión
periférica y desangelada de un ahorcado.
Esta
visión de ahorcado se despliega en diferentes planos que corresponden a
distintas narraciones lineales que Palacio luego ha fragmentado de forma
inmisericorde, añadiéndole, así, una burla más al texto en su construcción,
presuntamente, caótica. Si nos fijamos con detenimiento, podemos seguir el
rastro de esa linealidad: Andrés Farinago
se despierta un día y descubre que es un ser asocial, alienado, y que no
encaja (burla al estilo de vida urbano). Decidido a formar parte de la
sociedad, asume un rol comprometido y combativo (burla a los sindicalistas, a
los obreros, a las Grandes Ideologías que nada consiguen cambiar), pero no
encontrará aceptación sino casándose e integrándose en una inofensiva unidad
familiar (con dosis de humor, casi de sainete, conoce a Ana, se casa con ella,
le proporciona una prole, y la vida familiar lo asfixia). Tiene un hijo, y
entonces siente el mayor de los fracasos, entiende que no hay futuro, que el
hombre no escapará jamás de su alienación y extrañamiento (pintados en el texto
con toques de humor expresionistas y surrealistas, con fases del absurdo que
recuerdan a Ibsen) y decide matar al niño. Después, es detenido, pasa un tiempo
en la cárcel recordando algunos aspectos de la vida y la sociedad tan amargos
como cargados de sátira, es juzgado en un disparate de juicio, condenado y
ahorcado en un bosque… desde el cual recuerda partes de la historia, repletas
de amargura y de cinismo.
Valga
esta reconstrucción de la linealidad ocultada para culminar la novela con la
gran broma que se le hace al lector: aparentemente, todo vuelve a empezar…
entonces, descubrimos en las últimas palabras la burla definitiva: quizás todo
el texto no fue sino el discurso de descargo del condenado frente al tribunal,
un tribunal del cual el lector forma parte. Si elegimos la absolución de
Farinago la novela acabará aquí. Pero si condenamos al ahorcado… volveremos a
situarnos en la primera línea de la novela porque con nuestro veredicto de
culpabilidad nos colocamos entre la masa, formamos parte de la plebe, somos
borricos que se mueven en la noria circular, condenados a repetir la alienación
una y otra vez, una y otra vez…
¿Es
Farinago un loco? O, acaso, no será el loco quién se tome la realidad con las
mayores dosis de humor…
Esperpéntico, disolvente, caústico, fractalizado, algo kafkiano (por qué
no)... Al fin, lúcido y deslumbrante como la locura.
Acabamos de editarlo en la Argentina, ya habíamos sacado Débora y Un hombre muerto... va link http://www.joseahenrique.blogspot.com.ar/2013/12/vida-del-ahorcado-novela-subjetiva-y.html
ResponderEliminarVeo el link de inmediato, visito el blog, y te agradezco el comentario, y me alegro de que allá en Argentina se edite la obra de tan magnífico escritor, y en concreto de esta novela que es su obra maestra, gracias por leer y comentar José Henrique, y un afectuso saludo.
ResponderEliminarSi articulo me ha sido de inefable ayuda para la enfrascada batalla de comprensión de esta maravillosa obra, muy clara profunda de una análisis superlativo
ResponderEliminarMil gracias!!!
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